Investigadores británicos utilizan técnicas de la biología para estudiar distintas versiones de cuentos populares en diferentes culturas del mundo. Una de sus conclusiones es que el de Caperucita no se cuenta ni en África ni en Asia
Hace 200 años, los Hermanos Grimm publicaron su recopilación de cuentos populares, entre los que se encuentra Caperucita Roja. Desde entonces se han hallado muchas variantes de las historias clásicas infantiles repartidas por los cinco continentes. Un nuevo estudio ha utilizado las bases de la filogenia para estudiar la evolución de estos relatos.
El trabajo, publicado esta semana en la revista PLOS ONE y conducido por el investigador Jamshid Tehrani de la Universidad de Durham (Reino Unido), se ha basado en esta rama de la biología, que encuentra las relaciones entre antepasados fijándose en características comunes, para analizar el caso concreto de Caperucita Roja.
“Como estas historias se comunican oralmente, puede ser difícil estudiar su desarrollo usando las herramientas convencionales de análisis literario porque hay muy pocos textos históricos”, explica Tehrani. “Mi estudio muestra cómo podemos utilizar las mismas técnicas que los biólogos han aplicado para completar los huecos en el registro fósil”.
Ya se habían documentado diversas versiones del clásico en África y en ciertas culturas del este de Asia, pero nunca se había logrado demostrar si los cuentos comparten un origen ni si, efectivamente, son el mismo relato.
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