lunes, 9 de diciembre de 2013

Resuelto el misterio de los montículos de Mima
Elevaciones redondeadas de tierra y piedra de un metro de altura, como baches en el terreno, aparecen en parajes de Norteamérica sin que hasta ahora se le encontrara una explicación
Resuelto el misterio de los montículos de Mima
Desde que fueron descubiertos a principios del siglo XIX -la primera vez que se publicó su descripción fue en 1804-, estos extraños paisajes llenos de baches que se encuentran principalmente en el norte del continente americano han recibido diversos nombres:montículos de Mima, de la pradera, terrones de barro, madrigueras de animales, microdunas... Todo describe lo mismo, pequeñas elevaciones redondeadas de tierra y piedra de apenas un metro de altura, dispuestas ordenadamente, como si hubieran sido plantadas así a propósito.
Estos bultos han resultado un misterio para los científicos y han despertado la imaginación del público en general, hasta el punto de que sobre ellos se han dado las explicaciones más extraordinarias y peregrinas, desde que son consecuencia de terremotos o glaciares acementerios de nativos americanos, aunque nunca se encontraron restos... incluso se ha adornado la historia con un hipotético origen extraterrestre. Nada más lejos de la realidad. Geólogos de la Universidad Estatal de San José, en California, creen haber encontrado al culpable de estos terrenos abultados. Lo han hecho público en la reunión del Sindicato Estadounidense de Geofísicos en San Francisco. Está vivo y es muy terrenal.
Según explica el autor de la investigación, Manny Gabet, aLiveScience, los montículos de Mima, en el oeste de Washington, fueron creados por pequeños roedores o ardillas terrestres, que mueven la tierra hacia arriba cuando cavan sus madrigueras subterráneas. La idea ya había sido valorada anteriormente por los científicos, pero como los montículos son tan grandes fue desechada por imposible. Gabet no lo cree así. Ha realizado un modelo computacional que demuestra la posibilidad de que estas pequeñas criaturas hayan creado los montículos. Pero como Roma, esta «ciudad» natural no se hizo en una hora. Según sus cálculos, los roedores han necesitado de 500 a 700 años para construirla.

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